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El miedo, tu mayor enemigo

Desafortunadamente muchos de nosotros fuimos educados con base en el miedo. Nuestros padres pensaban que era una forma de protegernos. Así que crecimos teniendo miedo del coco, la llorona, el viejo del costal y personajes similares. Con los años nos empezaron a dar miedo los castigos como: te voy a pegar, te vas a ir al infierno, deja que le diga a tu padre, etc., etc.,

Ya de adultos el miedo viene por parte del gobierno, de las leyes, de los impuestos, de perder el empleo, de que la pareja se vaya o que se quede, según sea el caso y así pasan los años y la verdad es que debemos de aceptar que mientras más viejos somos más miedosos. Y es que con el paso de los años uno tiene dos opciones: enfrentar la vida con filosofía y consciencia o pensar que la vida es un valle de lágrimas.

No podemos negar que la vida como la gran escuela que es nos va a ofrecer pruebas y retos, a las cuales los pesimistas les llaman problemas. Y que nos toparemos con todo tipo de gente muchos de ellos maestros, a los que los pesimistas les llaman enemigos. Y por supuesto con la edad nos daremos cuenta de que existe una oportunidad de evolucionar y trascender, lo que los pesimistas llaman vejez.

¿Es bonito tener problemas, enemigos y vejez? No. No es bonito, pero no hay remedio. Y todo cambia si nosotros cambiamos la perspectiva y los vemos como la adquisición de retos a superar, maestros de los cuales aprender y oportunidad para trascender y dejar huella. Hay situaciones que todos tenemos que vivir y si lo hacemos con miedo pueden pasar varias cosas:

El miedo hasta cierto punto es un factor que nos protege. Cuando sentimos miedo tomamos precauciones, nos preparamos, no damos pasos en falso. Para eso sirve tener cierto temor. Sin embargo, cuando al miedo lo dejamos crecer y se desborda, entonces nos asfixia o nos paraliza.

La cultura del pesimismo es ponerle etiqueta de peligroso a todo y correr rumores e infundir miedo, lo cual genera una histeria colectiva que se fortalece de persona en persona. La mayoría de nuestra vida la pasamos temiendo cosas que no suceden; y lo que es más preocupante es que el miedo es un gran imán. Así es, aquello que más temes lo atraes porque lo repites y lo recreas en tu mente tantas veces y con tanta fuerza que esa energía sale al mundo y va a atraer aquello a tu vida.

Deja de repetir “tengo miedo de que me asalten”, “tengo miedo de que me engañe”, “tengo miedo de perder el trabajo” y toda esa serie de decretos que van tomando fuerza cada vez que las piensas y las dices. No ayuda hacer esto. Todos somos energía y la energía buena es más fuerte, lo que pasa es que lo bueno no tiene tanto rating.

Qué tal que a partir de este momento alejas esos decretos negativos y bendices cada cosa buena que sí está en tu vida. Decreta aquello que SI quieres que te pase como “tengo excelente salud”, “bendigo mi trabajo”, “aun viene lo mejor para mí”, “mi pareja ideal existe y llega a mi vida en armonía”, “soy fuerte, sano y feliz y no le tengo miedo a nada”.

Quizá te dé risa, pero yo prefiero esas frases a otras como “soy un tarado”, “esto me pasa por wey”, “seguro mi novio anda con otra” y así. Recuerda que: “Al cliente…lo que pida”.

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