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Al que obra mal, se le pudre el tamal.

“Al que obra mal, se le pudre el tamal” sería la expresión coloquial y vulgar de la Ley de Atracción unida a la Ley de Causa y Efecto. Leyes que han sido estudiadas por científicos y metafísicos en los campos que les competen. Algunos la conocemos también como la Ley del Karma que sin duda llega, a veces tarde, pero créeme… siempre llega.

Aquellas personas que se brincan toda ética y compasión, haciéndole daño a otras personas y violando toda clase de leyes, dejándose llevar por su parte más primitiva como son los impulsos, los egos y el placer obtenido fácilmente, no se están percatando de que cada mala acción va cavando su propia desgracia.

El daño puede ir desde robar lo que no te pertenece como un celular, una tarjeta de crédito con todo lo que tiene adentro, una pieza de auto o el auto entero. El daño puede ser engañar a tu pareja o a tu mejor amigo, engañar a tus jefes o a tus empleados; construir un edificio con los materiales más baratos para ganar más dinero poniendo en riesgo la vida de los demás.

El daño aún más terrible, robarle la vida a otra persona, robar la paz a las familias. Privar de la libertad a una persona para obtener…. Dinero.

¿Cuánto placer y cuánto gusto puede dar un dinero ganado de esa forma? ¿Cuántos problemas inmediatos resuelve el dinero mal ganado cuando hay tanto dolor involucrado? ¿De verdad se puede comerciar con el dolor ajeno sin que haya una consecuencia?

Dicen los sabios desde la antigüedad que el karma es cruel y cuando cobra te regresa multiplicado y en la mayoría de los casos te pega donde más te duele, tu salud, tu tranquilidad, tus seres queridos.

En una ocasión me asaltaron en un taxi, fue de esas experiencias que se marcan en la mente y en el alma y nos siembran mucho miedo. Uno de los delincuentes me decía muchas veces “hago esto porque tengo una hija que alimentar, lo hago por mi hija”. Y mientras, yo pensaba: “pues yo tengo 4 hijos y no he tenido que asaltar a nadie para darles de comer y mira que ha habido momentos en que no hay ni para la comida”. Porque no sé por qué razón los delincuentes piensan que a ti no te ha costado dolor, sufrimiento y mucho esfuerzo obtener lo que tienes. Desafortunadamente para este hombre, su hija a la que quería ayudar iba a vivir las consecuencias de los actos de su padre, de una forma o de otra. Tener un papá así de entrada no está padre, literal. Pero igual les pasará a los hijos de los defraudadores de cuello blanco, de los pederastas y de los rateros que abusan de pueblos enteros.

Hay justicia humana y justicia divina. Créeme, esta última nunca falla. Antes de brincarte todas las leyes piensa si eso que vas a hacer, a pensar o a decir va a afectar a terceros y piénsatelo hasta tres veces. Antes teníamos “Temor de Dios” porque nos amenazaban con el famoso infierno, hoy el infierno lo vives cuando se aplica la Ley. Si no queremos que se nos pudra el tamal… no obremos mal. He dicho!!

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