No tengas un hijo si no eres capaz de ver la magnitud del compromiso… Por favor te lo suplico no tengas un hijo.
Si no contemplas el poder de creación que se va a poner en tus manos, si no percibes que será colocada arcilla en manos de un artista para convertirla en una obra de arte. Si no analizas que los frutos que entregarás a la vida hablarán del árbol del que surgieron.
No tengas un hijo si no eres consciente de que todo lo que hagas, digas y pienses será un ejemplo para seguir. Que la forma como manejas tus circunstancias y tus decisiones abonará el camino que él o ella van a seguir.
No tengas un hijo si no eres autosuficiente contigo mismo: económica y emocionalmente. Si no te valoras o si dependes de que otros te mantengan, a ti y a tu familia, no dejará buenas bases en el futuro de tus hijos. Su seguridad se verá condicionada siempre y eso genera miedo y fragilidad.
No tengas un hijo si no estás dispuesto a ensuciarte, a revolcarte en la tierra, a correr por el parque y a batirte de helado sin pensar en el ridículo o en la limpieza, eso tiene remedio… el tiempo perdido no. Así que no tengas un hijo si no estás dispuesto a dedicar ese valioso recurso con él. Si prefieres comprarle un regalo caro, o dejarlo al cuidado de otros en lugar de armarte de paciencia para explicarle un rompecabezas o la vida, por favor no tengas un hijo.
No tengas un hijo si no estás preparado para respetar a tu pareja. Si ese hijo aprende que dos seres que dijeron amarse y respetarse, se maltratan, humillan y lastiman, sospechara que él es parte del problema porque es fruto de esos dos que se odian.
¿Hacer hijos? Eso es fácil. Millones de personas se arriesgan diariamente sin conciencia. Parte de la madurez y el compromiso consiste en cuidarse. ¿Qué tal que llega uno? Porque tienen la habilidad de Houdini para colarse y responder al llamado de la vida.
Hasta que no seas capaz de resolver tu propia vida, de ganar madurez, de adquirir conciencia, de ser congruente, de ser cabal, de trabajar el amor incondicional, de entregarte en cuerpo y alma… Por favor ¡No tengas un hijo!